Todos empezamos a comer por los ojos

Todos empezamos a comer por los ojos

Ya llegan. No es que estén cerca, es que ya estamos sentados en la mesa. Es la hora de degustar todo lo que con cariño y esmero se ha preparado para la cena de Navidad. Todas las mesas con las mejores vajillas, o bueno, quizá hemos apostado por platos y bandejas desechables para ahorrarnos la sesión de fregado y centrarnos en la sobremesa.

No tiene nada de malo, pero, entre otras cosas, eso no es muy sostenible y además, ¿No desprestigiamos un poco ese fresquísimo (y carísimo) marisco, caldo recién hecho, o ese solomillo que acaba de salir del horno sirviéndose sobre una vajilla que no está a la altura?

 

El buen diseño tiene que ser funcional, pero no por eso tiene que dejar de ser estético. Las primeras impresiones son las que derivan en un segundo paso. En rebañar el plato, concretamente. Sin eso, puede que alguien se quede sin probar ese guiso de ternera que tanto trabajo nos ha costado.

 

El rediseño de lo tradicional

Para el sabor de nuestra cocina, valoramos lo tradicional. Pero además, ahora podemos actualizarlo y adaptarlo a las nuevas tendencias estéticas, no hace falta seguir siendo tan rococó. Las vajillas de porcelana antigua, ya no se llevan tanto. 

Hasta los más fieles a escuchar música en discos de vinilo tienen un gramófono en casa con pantalla táctil, bluetooth y lector láser. Lo de siempre, como nunca. Hay que adaptarse a las ventajas de lo que un buen diseño puede aportar en las acciones más tradicionales, y no necesariamente perdemos la esencia en el proceso.


Hierro fundido esmaltado

Desde Hearthstone Cookware, creemos en la importancia estética de un producto funcional. Todas las cocottes y sartenes cuentan con un acabado en esmalte cerámico, que además de tener sus ventajas para lograr los sabores más intensos en nuestra cocina, nos permiten aportar color y un diseño tan minimalista como elegante en todos nuestros productos.

Esto nos permite poder servir el plato en el mismo recipiente en el que se ha cocinado, no perder jugos ni olores en el traspaso a una fuente más adecuada y, por si fuera poco, una cosa menos que tendremos que fregar después.

El esmalte cerámico es un gran conductor de calor, y garantiza una protección excepcional del hierro fundido ante el óxido o la corrosión. El interior, esmaltado en color negro satinado; es una superficie perfecta para dorar o freír, y evita que los alimentos absorban ningún tipo de sabor metálico.

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